martes, 4 de agosto de 2015

La Rambla en el siglo de Oro: El capitán Baltasar de Morales

Rafael Casas Ferreras


Fig. 1. Capitán de caballería de los tercios españoles. Ferrer Dalmau

A pesar de no existir un estudio de la vida de Baltazar de Morales, es posible deducir algunos hechos acerca de nuestro ilustre rambleño en su obra “Diálogo de las guerras de Orán” [1], donde el personaje principal, bajo el nombre de Navarrete, es verdaderamente una representación de sí mismo.
Morales nació aproximadamente hacía el año 1520, pues se sabe por propia confesión que abandonó sus estudios en Córdoba en el año 1543 para iniciar su carrera militar uniéndose al ejército del Conde de Alcaudete.
Al comienzo de su obra literaria, Baltazar de Morales afirma que procede de La Rambla, cerca de Córdoba, siendo Capitán en todas las guerras libradas cuando los Condes de Alcaudete fueron Gobernadores de Orán. La minuciosidad y el detalle con el que se describen las batallas y otras hazañas militares indican claramente que fue testigo presencial de todos los hechos.
Verdadero hombre de acción y de pensamiento, Baltazar de Morales supo simultanear perfectamente sus dos grandes vocaciones: la pluma y la espada. El historial militar del Capitán rambleño estuvo íntimamente ligado a los Condes de Alcaudete, Don Alonso, hijo y heredero de Don Martín de Córdoba y Velasco, conocido como “el africano”, por sus campañas argelinas durante la guerra contra el Reino de Tremecén.
Don Alonso había quedado como Gobernador de Orán a la muerte de su padre; poco después fue nombrado Virrey de Navarra, aunque el Capitán rambleño no lo acompañó en su regreso a la península, ya que permaneció en la plaza africana, donde convivió con otro Capitán cordobés, Don Diego Ponce de León. En total, Baltazar de Morales sirvió durante más de veinte años en varios enclaves españoles en el norte de África.

Fig.  2 Argel en la primera mitad del siglo XVI [2] 

Paralelamente a sus actividades castrenses, el Capitán Morales realizó una notable labor literaria. El ideal caballeresco de la época estaba bastante arraigado a mediados del siglo XVI, siendo muy palpable en las obras de Garcilaso de la Vega, donde aún no se disociaba las armas y las letras, como ocurriría posteriormente, en pleno auge del Barroco. De ahí que fuera muy frecuente la existencia de soldados escritores, como por ejemplo, un coetáneo de la época, mundialmente conocido, Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616). En consecuencia, y respondiendo al modelo de la época, nuestro gallardo Capitán debió de escribir varias obras, de las cuáles sólo queda una de tipo histórico-militar bajo el título de “Diálogo de las Guerras de Orán”.

Capitán de la máquina de guerra más temible del mundo


Durante más de ciento cincuenta años los tercios españoles se convirtieron en la más letal, efectiva y temida infantería de Europa. Las victorias españolas de Bicoca (1522) y Pavía (1525) sobre los franceses convirtieron al Imperio Español en la primera potencia hegemónica, hasta el punto que tras el denominado Saco de Roma de 1527, los italianos sólo tuvieron una única explicación para convencerse por qué la suerte estaba siempre de parte española, «Dios s’era fatto Spagnolo» (Dios estaba de parte de los españoles)[3].
Un ejercito creado a imagen y semejanza de las falanges macedonias y las legiones romanas, los tercios encontraron en la combinación de armas blancas (pica y espada) y de fuego (arcabuz y mosquete) una forma perfecta de acabar con el potencial de la caballería pesada. El escritor Arturo Pérez-Reverte se refirió a éstos soldados de la siguiente forma: «eran tipos pequeños, morenos, barbudos, con mucha mala leche, temidos y odiados pero muy disciplinados bajo el fuego enemigo. Adornados también por el orgullo y la crueldad propia de la raza»[4].
Las actuaciones de los tercios fueron de vital importancia en el mediterráneo, para contener el avance del imperio Otomano y la piratería berberisca. Además de reforzar las numerosas guarniciones y presidios del norte de África, lo tercios obtuvieron numerosas victorias, como el levantamiento del sitio de Malta en 1565, la toma de la Goleta o la gran victoria de Lepanto en 1571, la mayor batalla naval librada hasta entonces en el Mediterráneo.

 

Diálogo de las guerras de Orán


El “Diálogo de las guerras de Orán” fue impreso en Córdoba, en el año 1593, por Francisco de Cea. Está dedicado a Don Martín Alonso de Montemayor, sobrino de Don Martín de Córdoba y Velasco, primer Conde de Alcaudete. La primera edición de esta obra se conserva actualmente en la Real Academia de Historia, en forma de octava y con una extensión de 64 páginas. La primera edición moderna apareció en 1881, en el libro guerras de los españoles en África, colección de libros raros y curiosos vol. 15. pp. 239-379.
Siguiendo el estilo del “Diálogo de la Lengua de Valdés”, donde la temática se desarrolla en forma de discusión entre varias personas, tres personajes hablan en Córdoba de los sucesos ocurridos en 1543 en Orán (Expedición del Conde de Alcaudete, desplazamiento del Gobernador de Orán a Tremecén y la conquista de la ciudad).
Esta obra, presenta la particularidad de ofrecer un claro ejemplo de la influencia de los estilos literarios renacentistas en algunas de las crónicas de tema norteafricano escritas por autores españoles en el siglo XVI.
La obra queda dividida en tres partes, correspondiendo cada una a un diálogo de temática diferente. La puesta en escena comienza en la Catedral cordobesa, donde los tres protagonistas principales (Mendoza, Navarrete y Guzmán) se encuentran por primera vez. Guzmán, brinda la posibilidad a los otros dos personajes de continuar la conversación en sus jardines, lugar donde Navarrete comienza a hablar sobre los sucesos ocurridos durante las guerras de Orán.
El primero de los diálogos se centra, principalmente, en la campaña de Tremecén, en febrero de 1543, dirigida por el gobernador de Orán, Don Martín de Córdoba y Velasco, primer Conde de Alcaudete. Dicha campaña acaba siendo un gran éxito para el Imperio Español, donde el Rey de Tremecén, Muley Baudila, tuvo que someterse al Emperador Carlos V. Con el fin de destacar la destreza del Conde de Alcaudete, Navarrete habla sobre sus grandes habilidades militares de cara al limitado apoyo que tuvo del monarca español, la escasez de suministros, armas y municiones, pasando a alabar a los antepasados del Conde. El primer acto finaliza con un almuerzo.
El segundo diálogo, desarrollado mientras los protagonistas comparten la cena, se centra, principalmente, en la infructuosa campaña contra Mostaganem en 1543, y en un nuevo intento en 1547, con un resultado análogo. El acto finaliza cuando los personajes se retiran a sus alcobas para descansar.
El tercer diálogo, se centra en el asedio turco de Orán en los años 1556 y 1563, y la devastación producida por una plaga ocurrida en 1557, la cual forzó la salida de las tropas españolas de la ciudad. Navarrete continua su diálogo con la tercera y última campaña contra Mostaganem en 1558, la única vez que acusa al Conde de Alcaudete de cometer un error al permitir que algunos capitanes abandonaran, volviéndose contra ellos, con el resultado de la muerte de éstos. El diálogo concluye con una crónica detallada del asedio de Orán en 1563, destacando la contribución fundamental de Don Francisco de Mendoza, General de las galeras españolas, para el levantamiento del asedio. Con esto, Guzmán, Mendoza y Navarrete terminan su conversación.

 

Importancia e influencia de la obra


 
Fig.  3 Retrato de Miguel de Cervantes. Escrito y militar de los tercios españoles

Su importancia reside en que es la única obra impresa conocida de temas norteafricanos del siglo XVI en forma de diálogo. Existe otro tratado de Luis del Mármol Carvajal, titulado “Descripción general de África”, de 1573; sin embargo, éste último no está escrito en forma de diálogo.
Los textos de Baltazar de Morales son la mayor fuente de información de la historia de España en el norte del continente africano de mediados del siglo XVI. Al estar escrito por un testigo directo de los acontecimientos ocurridos en Orán y Mazalquivir, entre los años 1542 y 1567, se convierte en un texto de vital importancia para comprender las relaciones fronterizas del norte de África en éste periodo.
Baltazar da una perspectiva muy fiable del tipo de relaciones que existieron entre los enclaves de Orán y Mazalquivir y el mundo musulmán que rodeaba.  Además de cubrir grandes hazañas militares, campañas, conquistas y asedios, también describe fielmente la relación entre los cristianos de Orán y sus vecinos musulmanes. Esta relación oscilaba entre la colaboración y el apoyo de musulmanes locales contra las normas de los argelinos, y las incursiones contra los hostiles campamentos moriscos.
Cotarelo y Valledor [5] argumentó en 1915, que Miguel de Cervantes se inspiró en este trabajo para escribir su comedia “El gallardo español”, donde se tomó como tema central el asedio de Orán en 1563. Esta teoría fue generalmente aceptada durante muchos años hasta que en 1977, Jean Canavaggio [6] cuestionó su influencia, argumentando que muchos de los detalles incluidos por Cervantes no estaban referenciados en los Diálogos de Baltazar de Morales.



[1] Morales, Baltasar de, “Diálogo de las guerras de Orán”, compuesto por el Capitán Baltazar de Morales, natural de la Rambla, que se halló en todas las que aquí se tratan del tiempo de los Condes de Alcaudete tuvieron aquella tenencia”, Córdoba. Francisco de Cea, impresor de libros. 1593.
[2] Foronda y Aguilera, M. “Estancias y viajes del Emperador Carlos V”, p. 503
[3] Martínez Lainez, Fernando, Sánchez de Toca, José María, “Tercios de España”. EDAF, 2006.
[4] Presentación del Cuadro “El Camino Español” de Augusto Ferrer-Dalmau por el académico de la lengua, Arturo Pérez-Reverte. Mayo de 2014.
[5] A. Cotarelo y Valledor. “El teatro de Cervantes”. Madrid, 1915, pp 259-60.
[6] J. Canavaggio, “Cervantès dramaturgue. Un theâtre à naître”. Paris, 1977, pp 53-55.