viernes, 16 de diciembre de 2016

La indiscutible presencia romana en La Rambla

Estudio de Pedro J. Lacort Navarro - Año 1986

En septiembre de 1984, fue encontrado en el cuartel de la guardia civil de La Rambla (Cordoba), al realizar obras, un bloque de caliza negra con vetas blancas, de la llamada "piedra de mina" de la Sierra de Cordoba, que estaba partido verticalmente en dos fragmentos mas o menos iguales. Fue trasladado a un corral vecino, donde 1o pudimos estudiar, y se conserva hoy en el Ayuntamiento de dicha población. El bloque mide 58,5 cm de alto, 113 de ancho y 26-25 de grueso. Tiene la cara frontal alisada, mientras que 1os bordes y la parte de atrás han quedado toscamente labrados, por 1o que resulta evidente que originalmente estaba empotrada en alguna construcción, en nuestro caso, con toda probabilidad, encima de la puerta mencionada en el texto. 
Los bordes están algo deteriorados, 1o que, sin embargo, no afecta al texto, que solo ha perdido una letra en 1.6 a causa de la fractura, como tampoco 1o afectan 1os numerosos desconchados observables en toda la superficie. En la parte inferior izquierda se aprecia un rehundimiento horizontal, que parece corresponder a la fijación de una grapa, posiblemente posterior a su colocación original, ya que no se repite en el lado derecho. Las letras miden 7-6,5 cm. (1. I) y 5- 4,5 cm. (1. 2-6). La interrupción es triangular. El texto dice (fig. 1)



L(ucio) . Lentulo . C(aio) . Marcello . co(n)s(ulibus) 
Q(uinto) . Cassio . C(ai) . f(ilio) . Long(ino) . tr(ibuno) . pl(ebis) . pro . pr(aetore) 
Binsnes . Vercellonis . flilius) . X . vir . maxs(umus) 
M(arcus) . Coranus . Acrini . flilius) . Alpis 
5 aedilis . portam . faciund(am) 
coer(averunt) . [d]e . sua . pecun(ia) ' 

Se aprecia el esfuerzo hacia una ordinatio cuidada, centrada alrededor de un eje central, 1o que, sin embargo, no se logro. Si bien las 1. 2-4 arrancan de la margen izquierda, el lapicida, al final de 1. 3 ya se encontró en apuros para incluir todas las letras y le sobró espacio al final de 1. 4. Las 1. 1 y 5 tienen una amplia entrada por la izquierda, a la que no corresponde una entrada igual por la derecha; sin embargo, en 1. 5, preferimos leer faciund(am) al igualmente posible faciund[am]. L. 5 esta todavía mas corrida hacia la derecha; aquí, desde luego, el texto termina de todas formas con una abreviatura, pecun(ia).
Esta ordinatio no del todo lograda, pero muy frecuente en inscripciones tardo-republicanas (cf. también el desplazar el texto hacia arriba, dejando un amplio espacio al pie del campo epigráfico), coexiste con una escritura verdaderamente excelente y nada provincial. Las letras muestran 1os rasgos normales de la época, con todos 1os trazos de igual grosor y muy profundos; se advierte una marcada tendencia hacia 1o horizontal en A, M, N (allí sin pies en 1os enlaces de 1os trazos, que, por el contrario, tienden a alargarse hacia arriba), C, D, E, F, G, P y S, con la O perfectamente circular y siempre más pequeña que las demás letras (en COS, final de 1. 1, sólo tiene la mitad de las letras vecinas). La D se construye a base de L, la panza de la R no se cierra. Llama la atención el acabado diagonal de 1os trazos horizontales de la E (no siempre en todos 10s trazos), de F, L y T. Es característica también de la época la utilización de la piedra de mina en la zona de Córdoba y su campiña, que, a partir de 1os flavios, iría sustituyéndose, tanto en epígrafes públicos como particulares, por el mármol -generalmente blanco- y a veces por calizas biomicritas polícromas pulimentables. En época visigoda continuaba la utilización del mármol blanco junto a la de calizas locales. 

La inscripción está fechada por 1os cónsules del año 49 aC, C. Claudius Marcellus y L. Cornelius Lentulus, con lo cual representa la inscripción mas antigua fechada de la provincia de Cordoba. Los nombres de 1os cónsules se dan, según la costumbre de la Época, solo con praenomen y cognomen, y esta misma tendencia hacia la brevedad la volvemos a encontrar en otros muchos lugares de este texto: Long(ino), maxs(umus), faciund(am), coer(averunt), pecun(ia), como en otras inscripciones contemporáneas. Ambos cónsules -y sobre todo el posterior- eran enemigos empedernidos de César, quienes con su ultimatum para que éste despidiese a su ejército y dimitiese con ello de su comando provincial, hicieron estallar la guerra civil. Contra tal exigencia intercedieron 1os tribunos de la plebe cesarianos M. Antonius y Q. Cassius Longinus, pero ya el siete de enero el senado decreto el senatusconsultum ultimun, y 1os dos tribunos, frente a las amenazas contra su immunitas, se refugiaron en el campamento de César. Éste, para reivindicar 1os derechos de 1os tribunos y para salvar su propia dignitas, cruzo el Rubicón, y 1os cónsules, junto con la mayor parte del senado, huyeron de Roma. La guerra civil había comenzado.
El día uno de abril de ese año 10s dos tribunos recobraron su cargo y fueron debidamente recompensados por su lealtad: M. Antonius fue, como tribunus plebis pro praetore, encargado de la defensa de Italia cuando César marchó para Hispania, y Q. Cassius Longinus recibió idéntico cargo en la Hispania Ulterior, cuando César, después de forzar la capitulación de las tropas pompeyanas cerca de Lérida, el dos de agosto, y hacerse dueño de toda Hispania, volvió a Italia y prosiguió en Oriente la lucha contra 1os pompeyanos
Con este cargo, tribunus plebis pro praetore, Q. Cassius Longinus aparece en nuestra inscripción, 1o que probablemente significa que ésta se erigió después de marcharse César de Hispania, en septiembre del año 49, y seguramente antes de finales del año, cuando entraron en oficio 1os nuevos cónsules, siendo uno de ellos el mismo César.
Q. Cassius Longinus, cuya filiacion -C(ai) filius- conocemos gracias a esta nueva inscripción, no era ningún desconocido para Hispania. Ya había servido en ella como quaestor bajo Pompeyo alrededor del año 52, cuando recibió una herida como consecuencia de una emboscada o una conjura. Fue probablemente por sus conocimientos del país que César le encargo ese puesto de confianza.
La construcción de una puerta en La Rambla, 1o que presupone la existencia o construcción contemporánea de una muralla, quedaría inserta dentro del conjunto de medidas similares adoptadas en otros oppida de la Ulterior.
Los nombres de 1os magistrados de La Rambla que procuraron la construcción de la puerta y corrieron con los gastos nos permiten conocer tanto la administración local preimperial en la Betica como el sistema onomástico reinante entonces en esta zona.Ninguno de 1os nombres está atestiguado hasta la fecha en la Hispania romana. Binsnes Vercellonis f(ililus) es claramente un nombre indígena. Bins- puede derivar de un Bennes- deformado, y el sufijo -nes podría indicar un nombre ibérico; sin embargo, hay que contar en esta zona con una onomástica indígena no ibérica que todavía no conocemos. El primer elemento del patronímico parece corresponder a nombres celtas, como Vercingetorix. Vercondaridubnus, Vercondarna, pero no hay que olvidar el Vercellae noritaliano y el sufijo que concurre en el gentilicio -netamente itálico- del duovir cordobés T. Mercello Persinus Marius. Los nombres del segundo magistrado, al contrario, son enteramente itálicos. Coranus, que se encuentra en Hispania en la forma Coranius, esta bien atestiguado en la zona central de Italia; Agrinius/Acrinius hay que compararlo con Acrius/Agrius, también de extracción centroitalica, mientras que Alpis, un nombre peligno, se conoce en la forma Alpius por una inscripcion de Aeclanum, en el país de 1os Hirpinos. Parece, por tanto, que el primer magistrado era indígena, mientras que el segundo con sus tria nomina, aunque con una filiación no regular, era inmigrante o hijo de inmigrantes itálicos. La falta de la tribus hace poco probable que fuera ciudadano romano. Los dos magistrados desempeñaron 1os cargos de decemvir maximus y de aedilis respectivamente. Como el primer mencionado es, naturalmente, el magistrado supremo, cabe pensar que el gobierno de esta ciudad, que se estaba fortificando, estuviera constituido por un concejo de decemviri, presidido por un único magistrado, el decemvir maximus, cuyo -¿también único?- delegado seria un aedilis. Un sistema evidentemente antiguo y bastante distinto del posterior esquema de quattuorviri, compuesto por dos duoviri iure dicundo y dos aediles, generalizado en las comunidades hispánicas en época imperial.

No es la primera vez que eacontramos decemviri en la administración local de la Bética, siendo desconocidos en el resto de la Hispania romana. De Estepa/Ostippo (en la provincia de Sevilla) conocemos otro decemvir maximus (CIL II 5048, del 15-20 dC), y, asimismo, un decemvir está atestiguado en Cártama/Cartima (en Malaga) (CIL II 1953, del 53-54 dC). Los dos casos son muy posteriores a nuestra inscripción, pero, desde luego, anteriores a la reforma flavia, y son evidentemente testimonios de una organización administrativa prerromana en la Bética o, mejor dicho, de un sistema turdetano ya parcialmente adaptado a 1os patrones romanos, como demuestran 1os nombres de 1os cargos. 

Sin embargo, tal institución del decemvirarus pudo corresponder, tal vez, a una condición muy concreta: Ostippo era, según Plinio (n.h. 3, 1, 12), junto con Astigi Vetus (de localización no determinada), uno de 1os dos oppida libera del conventus Astigitanus. Por 1o tanto, ya E. Hübner, siguiendo una sugerencia de D. Detlefsen, suponía que 1os decemviri podían ser una institución propia de 1os oppida libera, e identificó cuatro de 1os seis oppida libertate donata mencionados por Plinio (n.h. 3, 1, 7) en la Bética, a saber: Astigi Vetus, Ostippo, Cartima y Singilia Barba. Es tentador ver en nuestro oppidum ignotum de La Rambla el quinto caso. Si tomamos el texto de Plinio al pie de la letra, o sea, entendiendo que enumero todos 1os oppida libera del conventus Astigirtanus, se seguiría de ello el que el oppidum ignotum de La Rambla estaba adscrito al conventus Cordubensis, cuya linde con el Astigitanus bajaría, por tanto, considerablemente hacia el sur, incluyendo tal vez hasta Montemayor/Ulia. 

De todas formas, y aparte de estas consideraciones hipotéticas, hacia finales del 49 aC, este oppidum se cerco con una muralla o, con mayor probabilidad, se reforzaron las fortificaciones ya existentes, para prevenir posibles ataques de 1os pompeyanos. Al igual que otros oppida de la zona (Montemayor/Ulia, Espejo/Ucubi, Aguilar de la Frontera/Ipagrum, y 1os que hay que presumir en Santaella y Camorra de Santaella, situados todos en 1o alto de cerros elevados o en 1os bordes escarpados de pequeñas mesetas), nuestro oppidum habrá jugado algún papel en la lucha final entre César y 1os pompeyanos que desemboco en la batalla de Munda. Si mas tarde, como la mayoría de ellos, se convirtió en municipio o si se abandono como Teba/Ategua y Munda, es algo que, por ahora, permanece en la incógnita, aunque hay datos, sobre 1os que trataremos a continuación, que abogan por la primera alternativa.
Nuestra inscripción seguramente no se encontró in situ, ya que no se halló ningún resto de puerta o muralla cerca de ella, pese a que tenemos conocimiento de puertas y murallas cerca de ella, de antiquisimo origen,,, en la localidad de La Rambla. Sabemos además que gran parte de este terreno del moderno cuartel de la guardia civil, antes convento de las dominicas, fue rellenado en repetidas ocasiones a 1o largo de su historia. Efectivamente, las primeras obras del convento se culminaron en el año 1494, realizándose las mismas sobre 1os restos de la iglesia de San Bartolomé, la que, a su vez, había sido construida sobre las ruinas de una mezquita árabe. La fundación conoció su apogeo en 1os siglos XVII y XVIII. Las medidas consiguientes a la desamortización supusieron la definitiva laicización del edificio, culminándose el proceso con la transformación, en 1866, del antiguo convento en cuartel de remonta. Así se mantuvo hasta el año 1899, fecha en la que se instaló la guardia civil, quien actualmente continua ocupando el edificio.
Es de suponer que el material para los repetidos rellenos que eran precisos, por el arrastre de tierra efectuado por el arroyo, no se trajera desde muy lejos, ya que, o bien se utilizaron 1os materiales preexistentes en el sitio, o pudieron ser acarreados de la parte mas alta del pueblo, donde todavía quedan a la vista 1os restos de la cerca árabe, que posiblemente se basaba en cimientos mas antiguos. De todas formas, solo unos sondeos arqueológicos podrían aclarar esta cuestión.


De 1o que no se puede dudar es de que la inscripción proceda realmente de La Rambla y no fuera traída de otro lugar. Pero existe, además, toda una serie de datos que atestiguan la ocupación del sitio en época romana, como 1o es la existencia de un buen número de silos subterráneos que aparecen bajo algunas de las actuales viviendas de la población, así como en 1os alrededores de la misma. Se trata de graneros antiguos del tipo puteus, que Varrón cita como el modelo de almacén para cereales utilizado en las zonas de clima seco de Hispania (R.R. 1, 57, 2): Quidam granaria habent sub terris speluncas, quos vocant siros, ut in Cappadocia ac Thracia; alii. ut in Hispania citeriore, puteos, ut in agro Carthaginiensi et Oscensi. Precisamente el mencionado agrónomo latino tuvo ocasión de conocer por si mismo estos putei durante su estancia en la Hispania Ulterior como legado de Pompeyo en el año 49 aC, fecha de la inscripción que estudiamos. Este tipo de silos coincide en sus características con el encontrado bajo la muralla republicana de Urso/Osuna (Sevilla) en las excavaciones efectuadas por R. C01-20~~~. En esos últimos años de la República, la producción de cereal de las tierras de la campiña de Córdoba debió ser muy considerable, como 10 demuestra el hecho de que el propio Varron enviase desde aquí grano a Petreyo y Afranio que estaban en la Hispania Citerior, e igualmente a 1os pompeyanos sitiados en Marsella (Bell. Civ. 2, 18, 1-3). En Cordoba, Varron realizó exacciones que ascendieron a dos millones de denarios, de 1os que una buena parte correspondió a la recaudación de ciento veinte mil modios de grano, a tres sestercios por modio (Bell. Civ. 2, 18, 4). La importancia cualitativa y cuantitativa de las producciones de cereal de estas tierras implica la existencia de una adecuada infraestructura tendente a subvenir las necesidades de almacenamiento. Una buena muestra de esta infraestructura la constituyen 1os diversos hallazgos de campos de silos, fechables en época ibero-romana, realizados en la provincia de Cordoba, entre 1os cuales contamos este grupo de putei que han aparecido, y continúan apareciendo, en La Rambla.


Las informaciones epigráficas que poseemos de la zona son mas bien escasas. De La Rambla misma conocemos, además de la nueva, tres inscripciones.

La primera es EE IX 232 (funeraria, de 1os siglos II/III, perdida), que se encontró en las Huertas de la Noria, a 0,5-1 km. del pueblo, en dirección a Montemayor, 1o que podría indicar la
existencia de una calzada en aquella zona.
La segunda es CIL I1 1551, hoy perdida, que, según las indicaciones de C.M. Trigueros, fue encontrada en 1771, en unos cimientos de La Rambla misma. El texto fragmentario y desgastado que se leía en esa gran placa rota por la derecha, por 1o demás completa como parece, era como sigue: 

Valer (i---)
(---)IL(---)
in munic(---)
M MVNIGA (---) L (---)
5 (---)SENA(---)

La persona nombrada en I. 1 debe ser una mujer (falta el praenomen), quien, o mandó realizar determinadas obras en varios municipios (en l. 4 Hiibner creia reconocer el municipio de Munigua; posible, pero no necesario) o, más probablemente, a quien esta lapida le fue dedicada por sus cargos en distintos municipios. (no creemos que haya que pensar en una finalidad funeraria, con (pia) in munic(ipes) en 1. 2/3). Sea como fuere, es bastante plausible suponer que uno de 1os municipios nombrados correspondiera precisamente al lugar donde se erigió la inscripción, con 1o cual éste, a su vez, podría ser municipio también. La tercera inscripción, cuyo conocimiento debemos al amigo profesor J. González (Sevilla), se conserva en una colección particular de Sevilla, y no sabemos nada acerca de las circunstancias de su hallazgo. Es una placa de mármol blanco de buena calidad, rota por la derecha y por debajo, rodeada por una moldura en forma de S (cortada por la izquierda) y con el campo epigráfico rehundido, de 48 cm de alto, 31 de ancho y 4 de grueso. Las letras miden 4, 4,5 y 4,8 cm respectivamente (I y F 7- 53). La interpunción es triangular. El texto dice (fig. 4)



L(ucio) · Valerio · + (---)
Valeria (---)
Flavia (---)

El resto de letra en 1. 1 puede ser de A o M, perteneciendo a una filiación o a un cognomen. Se trata de una inscripción funeraria dedicada a un tal L. Valerius (de la misma familia que la persona arriba mencionada en CIL II 1551) por una pariente suya (hermana o hija), en la cua1 se conmemora por 1o menos a otra persona mas. Falta más de la mitad del texto, con 1os respectivos cognomina e indicación de la edad. Por el formulario sencillo (sin D.M.S.) y las formas de las letras se fechará alrededor de finales del siglo I o principios del II.
También hemos de señalar las noticias relativas a epigrafia transmitidas por el manuscrito de José Montañés Lama, quien da cuenta del hallazgo de tres inscripciones sepulcrales encontradas en el lado oriental de los alrededores de La Rambla.
Refiere asimismo, el hallazgo de un sepulcro romano "con hermosa lapida", cuya inscripción trae Fernández Franco, en una villa cercana a la fuente de San Miguel y próxima a las ruinas orientales.

Otros testimonios indicativos de la presencia romana recogidos en el manuscrito hacen alusión al descubrimiento en 1904, en el lugar llamado Cerro del Plomo, junto a la casa de labor de Manuel
Sánchez de Puerta, de "grandes pedazos de mosaico de primorosa labor..." Y prosigue el autor, "desde este sitio y en dirección a poniente parten varias cañerías formadas con losetas muy raras.
Desde luego se supuso que aquellos restos procedían de algún baño (...), pero la circunstancia de haberse hallado también un pequeño ídolo de Cupido nos mueve a suponer si en este sitio existiria algún templo dedicado a Venus. 

Conclusiones igualmente fantasticas se se dedujeron del hallazgo de "un mosaico de pavimento de un templo dedicado a Juno en la hacienda Villa-Cañas, en el termino de La Rambla, propiedad del marques de Cabriñana, de 10s últimos tiempos de la dominación romana". 



Cabeza diademada de Venus encontrada en La Rambla en 1745 - Museo de Málaga


Un ultimo testimonio -olvidado- de la citada presencia romana en La Rambla es el recogido por P. Villa y Cevallos en el catalogo de su colección, donde leemos, "una cabeza diademada de Venus alabastrina, mayor que a el natural, me la embio de la Villa de La Rambla ... por el año 1745 Dn. Pedro Fernandez de Cordova, que la saco de una pared de sus casas de morada". De la colección de Villa y Cevallos en Cordoba, esta cabeza colosal (probablemente de una diosa romana del siglo I dC), pasó al Museo Loringiano de Málaga y de allí al Museo de Málaga, donde se conserva en la actualidad.

Con todo esto, el que en épocas republicana e imperial hubiera existido un núcleo urbano en el sitio de La Rambla queda fuera de duda. Pero sólo la aparición de nuevos datos nos permitirá conocer su nombre y sus estatus jurídico con seguridad.






1 comentario:

  1. El artículo es excelente. Es una pena que ese bloque de piedra con tanta historia y tanto valor arqueológico siga medio escondido en el hueco de la escalera del Ayuntamiento, creo que va siendo hora de ponerla en un sitio más digno y que pueda ser vista y disfrutada por todos los rambleños y quienes nos visitan. Saludos y enhorabuena por el blog.

    Talbanés

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