Rafael Casas Ferreras
Fig. 1. Capitán de caballería de los tercios españoles. Ferrer Dalmau |
A
pesar de no existir un estudio de la vida de Baltazar de Morales, es posible
deducir algunos hechos acerca de nuestro ilustre rambleño en su obra “Diálogo de las guerras de Orán” [1],
donde el personaje principal, bajo el nombre de Navarrete, es verdaderamente
una representación de sí mismo.
Morales
nació aproximadamente hacía el año 1520, pues se sabe por propia confesión que abandonó
sus estudios en Córdoba en el año 1543 para iniciar su carrera militar
uniéndose al ejército del Conde de Alcaudete.
Al
comienzo de su obra literaria, Baltazar de Morales afirma que procede de La
Rambla, cerca de Córdoba, siendo Capitán en todas las guerras libradas cuando
los Condes de Alcaudete fueron Gobernadores de Orán. La minuciosidad y el
detalle con el que se describen las batallas y otras hazañas militares indican
claramente que fue testigo presencial de todos los hechos.
Verdadero
hombre de acción y de pensamiento, Baltazar de Morales supo simultanear
perfectamente sus dos grandes vocaciones: la pluma y la espada. El historial
militar del Capitán rambleño estuvo íntimamente ligado a los Condes de
Alcaudete, Don Alonso, hijo y heredero de Don Martín de Córdoba y Velasco,
conocido como “el africano”, por sus
campañas argelinas durante la guerra contra el Reino de Tremecén.
Don
Alonso había quedado como Gobernador de Orán a la muerte de su padre; poco
después fue nombrado Virrey de Navarra, aunque el Capitán rambleño no lo
acompañó en su regreso a la península, ya que permaneció en la plaza africana,
donde convivió con otro Capitán cordobés, Don Diego Ponce de León. En total,
Baltazar de Morales sirvió durante más de veinte años en varios enclaves
españoles en el norte de África.
Fig. 2 Argel en la primera mitad del siglo XVI [2] |
Paralelamente a sus actividades
castrenses, el Capitán Morales realizó una notable labor literaria. El ideal
caballeresco de la época estaba bastante arraigado a mediados del siglo XVI,
siendo muy palpable en las obras de Garcilaso de la Vega, donde aún no se
disociaba las armas y las letras, como ocurriría posteriormente, en pleno auge del
Barroco. De ahí que fuera muy frecuente la existencia de soldados escritores,
como por ejemplo, un coetáneo de la época, mundialmente conocido, Miguel de
Cervantes Saavedra (1547-1616). En consecuencia, y respondiendo al modelo de la
época, nuestro gallardo Capitán debió de escribir varias obras, de las cuáles sólo
queda una de tipo histórico-militar bajo el título de “Diálogo de las Guerras de Orán”.
Capitán de la máquina de guerra más temible del mundo
Durante más de ciento cincuenta años los
tercios españoles se convirtieron en la más letal, efectiva y temida infantería
de Europa. Las victorias españolas de Bicoca (1522) y Pavía (1525) sobre los
franceses convirtieron al Imperio Español en la primera potencia hegemónica,
hasta el punto que tras el denominado Saco de Roma de 1527, los italianos sólo
tuvieron una única explicación para convencerse por qué la suerte estaba siempre
de parte española, «Dios s’era fatto
Spagnolo» (Dios estaba de parte de los españoles)[3].
Un ejercito creado a imagen y semejanza
de las falanges macedonias y las legiones romanas, los tercios encontraron en
la combinación de armas blancas (pica y espada) y de fuego (arcabuz y mosquete)
una forma perfecta de acabar con el potencial de la caballería pesada. El
escritor Arturo Pérez-Reverte se refirió a éstos soldados de la siguiente forma:
«eran tipos pequeños, morenos, barbudos,
con mucha mala leche, temidos y odiados pero muy disciplinados bajo el fuego
enemigo. Adornados también por el orgullo y la crueldad propia de la raza»[4].
Las actuaciones de los tercios fueron de
vital importancia en el mediterráneo, para contener el avance del imperio
Otomano y la piratería berberisca. Además de reforzar las numerosas
guarniciones y presidios del norte de África, lo tercios obtuvieron numerosas
victorias, como el levantamiento del sitio de Malta en 1565, la toma de la
Goleta o la gran victoria de Lepanto en 1571, la mayor batalla naval librada
hasta entonces en el Mediterráneo.
“Diálogo de las
guerras de Orán”
El “Diálogo
de las guerras de Orán” fue impreso en Córdoba, en el año 1593, por
Francisco de Cea. Está dedicado a Don Martín Alonso de Montemayor, sobrino de
Don Martín de Córdoba y Velasco, primer Conde de Alcaudete. La primera edición
de esta obra se conserva actualmente en la Real Academia de Historia, en forma
de octava y con una extensión de 64 páginas. La primera edición moderna
apareció en 1881, en el libro guerras de los españoles en África, colección de
libros raros y curiosos vol. 15. pp. 239-379.
Siguiendo el estilo del “Diálogo de la Lengua de Valdés”, donde
la temática se desarrolla en forma de discusión entre varias personas, tres
personajes hablan en Córdoba de los sucesos ocurridos en 1543 en Orán
(Expedición del Conde de Alcaudete, desplazamiento del Gobernador de Orán a
Tremecén y la conquista de la ciudad).
Esta obra, presenta la particularidad de
ofrecer un claro ejemplo de la influencia de los estilos literarios renacentistas
en algunas de las crónicas de tema norteafricano escritas por autores españoles
en el siglo XVI.
La obra queda dividida en tres partes, correspondiendo
cada una a un diálogo de temática diferente. La puesta en escena comienza en la
Catedral cordobesa, donde los tres protagonistas principales (Mendoza,
Navarrete y Guzmán) se encuentran por primera vez. Guzmán, brinda la
posibilidad a los otros dos personajes de continuar la conversación en sus
jardines, lugar donde Navarrete comienza a hablar sobre los sucesos ocurridos
durante las guerras de Orán.
El primero de los diálogos se centra,
principalmente, en la campaña de Tremecén, en febrero de 1543, dirigida por el
gobernador de Orán, Don Martín de Córdoba y Velasco, primer Conde de Alcaudete.
Dicha campaña acaba siendo un gran éxito para el Imperio Español, donde el Rey
de Tremecén, Muley Baudila, tuvo que someterse al Emperador Carlos V. Con el fin
de destacar la destreza del Conde de Alcaudete, Navarrete habla sobre sus
grandes habilidades militares de cara al limitado apoyo que tuvo del monarca
español, la escasez de suministros, armas y municiones, pasando a alabar a los
antepasados del Conde. El primer acto finaliza con un almuerzo.
El segundo diálogo, desarrollado mientras
los protagonistas comparten la cena, se centra, principalmente, en la
infructuosa campaña contra Mostaganem en 1543, y en un nuevo intento en 1547,
con un resultado análogo. El acto finaliza cuando los personajes se retiran a
sus alcobas para descansar.
El tercer diálogo, se centra en el asedio
turco de Orán en los años 1556 y 1563, y la devastación producida por una plaga
ocurrida en 1557, la cual forzó la salida de las tropas españolas de la ciudad.
Navarrete continua su diálogo con la tercera y última campaña contra Mostaganem
en 1558, la única vez que acusa al Conde de Alcaudete de cometer un error al
permitir que algunos capitanes abandonaran, volviéndose contra ellos, con el
resultado de la muerte de éstos. El diálogo concluye con una crónica detallada
del asedio de Orán en 1563, destacando la contribución fundamental de Don
Francisco de Mendoza, General de las galeras españolas, para el levantamiento
del asedio. Con esto, Guzmán, Mendoza y Navarrete terminan su conversación.
Importancia e influencia de la obra
Su importancia reside en que es la única obra
impresa conocida de temas norteafricanos del siglo XVI en forma de diálogo.
Existe otro tratado de Luis del Mármol Carvajal, titulado “Descripción general de África”, de 1573; sin embargo, éste último
no está escrito en forma de diálogo.
Los textos de Baltazar de Morales son la
mayor fuente de información de la historia de España en el norte del continente
africano de mediados del siglo XVI. Al estar escrito por un testigo directo de
los acontecimientos ocurridos en Orán y Mazalquivir, entre los años 1542 y
1567, se convierte en un texto de vital importancia para comprender las
relaciones fronterizas del norte de África en éste periodo.
Baltazar da una perspectiva muy fiable
del tipo de relaciones que existieron entre los enclaves de Orán y Mazalquivir
y el mundo musulmán que rodeaba. Además
de cubrir grandes hazañas militares, campañas, conquistas y asedios, también
describe fielmente la relación entre los cristianos de Orán y sus vecinos
musulmanes. Esta relación oscilaba entre la colaboración y el apoyo de
musulmanes locales contra las normas de los argelinos, y las incursiones contra
los hostiles campamentos moriscos.
Cotarelo y Valledor [5]
argumentó en 1915, que Miguel de Cervantes se inspiró en este trabajo para
escribir su comedia “El gallardo español”,
donde se tomó como tema central el asedio de Orán en 1563. Esta teoría fue
generalmente aceptada durante muchos años hasta que en 1977, Jean Canavaggio [6]
cuestionó su influencia, argumentando que muchos de los detalles incluidos por
Cervantes no estaban referenciados en los Diálogos de Baltazar de Morales.
[1] Morales, Baltasar de, “Diálogo de las guerras de Orán”,
compuesto por el Capitán Baltazar de Morales, natural de la Rambla, que se
halló en todas las que aquí se tratan del tiempo de los Condes de Alcaudete
tuvieron aquella tenencia”, Córdoba. Francisco de Cea, impresor de libros.
1593.
[2] Foronda y Aguilera, M. “Estancias y viajes del Emperador Carlos V”,
p. 503
[3] Martínez Lainez, Fernando, Sánchez de
Toca, José María, “Tercios de España”.
EDAF, 2006.
[4] Presentación del Cuadro “El Camino Español” de Augusto
Ferrer-Dalmau por el académico de la lengua, Arturo Pérez-Reverte. Mayo de 2014.
[5] A. Cotarelo y Valledor. “El teatro de Cervantes”. Madrid, 1915,
pp 259-60.